Es en 1980 y a raíz de los movimientos pro-OTAN de la UCD, el PSOE por boca de Felipe González establece una postura incompatible con la existencia del Tratado de la OTAN ("OTAN no, bases fuera"). A medida que el Gobierno español acerca posiciones hacia la integración, el PSOE se radicaliza y multiplica sus movimientos en contra de la integración española en la Alianza Atlántica: contactos con partidos socialistas europeos, movilizaciones populares (el eslógan cambia, ahora es "OTAN: de entrada no")... como resultado, el número de partidarios de la adhesión disminuye del 20% (julio 1981) al 13% (septiembre 1981). Tan vehementes son que llegan a prometer que -de ganar las elecciones de 1982 y si España está en la OTAN- se celebraría un referéndum aconsejando a la ciudadanía el voto favorable a la salida.
Uno de los pilares propagandísticos de la campaña electoral socialista de 1982 es la OTAN: detener el proceso de integración y convocar un referéndum. Sin embargo, la postura gubernamental no es clara: González prefiere jugar con la OTAN para forzar el ingreso en la CEE.
Es innegable que uno de los ejes de la campaña electoral del pasado 14-M fue la Guerra de Irak (y más tras el 11-M). La promesa electoral era retirar las tropas españolas en Irak si antes del 30 de Julio de 2004 no se producía una resolución de la ONU, u otro organismo internacional. Sin embargo, en una decisión que en su día se tachó de precipitada, el Gobierno español juzgó tal resolución improbable y retiró a las tropas antes de lo anunciado.
Y la ONU dictó una resolución unánime antes de dicho plazo. Y la semana pasada, la OTAN aprobó el envío de tropas a Irak.
Y ahora, ¿qué?
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