Entre los numerosos títulos que han salido a la calle apenas tres meses después del 11-M, tengo en mis manos el escrito por el criminólogo francés Jean Chalvidant, cuya tesis es:
- Para demostrar que ETA no estaba para nada en el origen del atentado, no se duda en inventar pruebas, como la existencia de un kamikaze en el lugar, que los servicios de información trabajaban de hecho al 99% sobre la pista islámica, etc. Lo que ipso facto apuntaba a Al Quaeda.
- Aunque el Ministro del Interior había abierto una pista diferente a la de ETA desde el jueves, día del crimen, a las 20:20, se lanzó el rumor de que el Gobierno, por motivos electorales, miente y oculta información.
- Se lanza a la calle a grupos "espontáneos", organizados por las redes alternativas, ante los objetivos de las cámaras del mundo entero.
- Se vincula al fin el conjunto de con la guerra de Irak, para la cual el Gobierno de entonces no había pedido opinión a la población, que la rechazaba en su mayoría.
- No queda más que recoger el resultado emitido en las urnas.
La tesis opuesta a la de Chalvidant es la de Pepe Rodríguez, que quiere "recopilar todos los datos y todos los documentos" que llevaron al vuelco electoral en su "11-M: mentira de Estado".
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