La semana pasada, Pascual Maragall y José Luís Carod-Rovira iniciaron un viaje al Oriente Medio que no ha estado exento de polémicas. El jueves, Carod se niega a asistir a una ofrenda floral a Isaac Rabin porque no estaba presente la bandera catalana. Éste hecho provoca una protesta formal del embajador israelí en España, que muestra la insensibilidad israelí acerca del hecho diferencial catalán. La siguiente ofrenda floral, a las víctimas del Holocausto, se realizó con Carod y sin bandera española. Ésta vez quien protesta es el Ministerio de Asuntos Exteriores español. Como no había suficientes flores plantadas, se organiza una tercera ofrenda en Palestina ante la tumba de Yasir Arafat, con las dos banderas. Mientras que los dos políticos se dedican a dejar flores a su paso, el partido de uno de ellos solicita oportunamente
El sábado, Maragall pasa a la ofensiva y menciona que las críticas hechas a su viaje se forman parte de la resistencia que oponen sectores políticos españoles para impedir el proyecto socialista de la España plural y su programa de reformas. Se supone que los israelíes forman parte de la derecha españolista.
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